Mindala de las montañas

Mindala de las montañas.

Luis Eduardo Calpa / San Juan de Pasto, 2015.

LETRAS INÉDITAS

La poesía es ritmo con sentido y recoge un esfuerzo humano que siempre esta entintado de creación e imaginación. Es como si las almas llevaran improntas resultantes de confines que van desde las relaciones intersubjetivas, el paisaje, las complejas pulsiones humanas, e incluso motivos que resultan indescifrables.

Como una sociedad enfrenta el giro de su lenguaje poético, es una parte fundamental de su historia y crítica literaria que aún falta desatar con mayor rigor entre nosotros, en este mundo de velocidades y agudos vacíos.

Desarrollar y generar espacios que permitan, de una parte, generar públicos: quienes valoren y cultiven muchos lenguajes, entre ellos el poético, en todas sus expresiones y escuelas. Para, que pueda llenarse de contenido, así sea en parte, esta invasión mediática de la mediocridad y velocidad sin rumbo del mundo contemporáneo.

Foto: Javier Vallejo
Foto: Javier Vallejo

MINDALA DE LAS MONTAÑAS.

Hilos de luz junto a superficies vegetales. Torrentes expandidas, formas que escapan en múltiples volúmenes inasibles. Colores en trenzas de arco-iris infinitos; se desplazan sigilosas en sus nodrizas montañas sur, en vivos acentos ocres, verdes, azules, grises, marrón y en pétreas combinaciones. Se entrelazan estos colores para herir nuestros mejores sentires. Trenzas de hitos transparentes de cristales acuíferos, rocas que vibran en matices de bosques heridos por movimientos ciclópeos en acciones humanas o fuerzas telúricas surgidas de las entrañas de nuestra tierra en almas profundas.

Acentos de ritmos cercanos a térmicos prismas, quienes vuelven por cantos y truenos tras montañas, hilos caudalosos de agua y rocas vivas de este sur apasionado e inolvidable.

 

Foto: Javier Vallejo
Foto: Javier Vallejo

CIUDAD – HUMANIDAD – NUMEROSIDAD

Ciudad tonos en fracturas de colores ocres y grises. Siguen siendo ciudadnumero; sociedades-hormigas, cuyos integrantes se alejan para no vivir juntos.

Ciudad de irregulares formas que producen tedio en un paisaje que nos rodea y trata de disminuir nuestras vitalidades.

Son ciudades sur-es inacabadas, destrozadas por burócratas.

Ciudad que acoge y expulsa a su vez.

Ciudad donde en forma efímera cohabitan el juego y la fiesta colectiva.

Callejones cortos, retículas y cuadrículas de agrimensuras hispánicas, capiteles y plazas frías, ocultan la imbecilidad de algunos urbanistas actuantes sin contextos de participación.

Ciudad de espacios tornándose vivos, a fuerza de subsistencia y tedio diurno.

Ciudad que irrumpe en medio de cultas montañas y mujeres férreas de rutinas urbanas y rurales.

Ciudad que puede morir, sino se piensa viva, crítica y participante.

EN DISTANCIAS

Una espada se blande iluminando el frío territorio ocupado. Heridas, más allá de los perdones inalcanzados de guerras crueles. Vértices aproximados para encuentros ficticios. Se enjuagan tus lágrimas y mejores secretos en batallas renovadas, de oscuros finales.

Ahí estamos: Desafiantes, como almas paralelas. Sin esperar a cambo, sino la mentes de diversas emociones. Hieren en las inescrutables cercas de abrazos.

Batallan los recuerdos próximos del amor. Juguetean las estrategias que acompasan encuentros permanentes.

De un bosque en el trópico, cuyas heridas se han producido por miles de espadas vivas y metálicas; donde habita juguetón el amor.

Foto: Javier Vallejo
Foto: Javier Vallejo

VENTANA – CIUDAD – JUEGO.

Juegos de asuntos demasiado serios.

Buscamos el espacio público y las palabras discurren, tratando de girar.

Alrededor de mejores sentires: solo tú ansiedad me anima.

Juegos con energías vitales circulan por lugares secretos en la ciudad-caos.

Siento tu halito cerca, me produce calor tus abrazos a veces tímidos.

Juegos acontecidos en una esquina color y armónica. Ahí se perciben tonos libres, de texturas aprisionadas; intentando subvertir rutinas a forma de disciplinadas voces. En ocultos sitios donde el habla circula sin presiones.

Lugares – juego de ciudades cálidas de un sol de trópico, imitando los besos furtivos y secretos de las lejanías, donde los abrazos son demasiado serios.