Mindala de Guardianas de Semillas en Guachucal

mindalas-semillas-guachucalMindala de Guardianas de Semillas en Guachucal. Ahora el encuentro es en Guachucal, acontece en el territorio de del Taita Laureano Inampues Cuatín, quien nos dejó con su vida y ejemplo sus mejores enseñanzas.   Amar la tierra, buscar un reconocimiento social, político y cultural del pueblo de los  Pastos.   Cada vez más las mujeres, nos ofrendan sus mejores energías, expresas en capacidades para auto convocarse.  Para recordar saberes y sabores como prueba inequívoca de una cultura de altos niveles civilizatorios.

La Bienvenida la brindó el Resguardo de Guachucal, con el Señor Gobernador Don Carlos Cuaces.  Autoridad de su comunidad, quién manifestó que estábamos frente a un desafío consistente en materializar unas aspiraciones aplazadas de las mujeres indígenas organizadas o no.   Aspiraciones que resultan ser parte de un reconocimiento necesario y relativo a la vigencia y protección de sus derechos.   El Taita Alberto Estrada, voz autorizada de AICO SOCIAL, a su vez señala que esta Mindala se realiza frente a una demanda especial de los pueblos indígenas: Consiste en la materialización de su autonomía, a partir de la gestión propia de los sistemas de educación, salud, economía y justicia propia.

Reconoce que solo cuando los recursos humanos, técnicos y financieros estén dispuesto con sentido estratégico, será posible avanzar en la tan anhelada autonomía de gobierno sobre los territorios indígenas y sus gentes.   Informa, a las y los participantes de la tarea asumida con las otras organizaciones indígenas de presencia nacional, en la negociación y estructura del decreto constitucional que definirá las reglas de juego para complementar los mandatos de nuestro ordenamiento jurídico, consistentes en generar condiciones reales para el funcionamiento de los territorios indígenas.

Por su parte, la Dra. Julia Guerrero del Ministerio del interior,  señala con especial acento la importancia de las tareas de reconocimiento de la contribución de las Mujeres Indígenas al fortalecimiento y cohesión social de sus comunidades;  indicado que el conjunto de la sociedad realiza los esfuerzos de co-responsabilidad necesarios para que las políticas se materialicen, para que los derechos se vuelvan actos del mundo de la vida.

Indica, como debe buscarse la incidencia de las mujeres indígenas en todas las tareas de los procesos propios de las organizaciones.   Es, señala, una acción comprometida reconocer y valorar el trabajo de las mujeres en la orientación de sus propios gobiernos y territorios indígenas.   Resultando por tanto un gran desafío de parte de comunidades y autoridades propias, reconocer, garantizar y ampliar los niveles de participación de las mujeres indígenas.

Recuerda también la ruta que está tomando el Auto 092 de 2008  (Especial protección a las mujeres indígenas víctimas del conflicto o potenciales de estar en riesgo de ser afectadas por el mismo), que se acerca a las definiciones de consideración en la Mesa Nacional de Concertación, para lo cual comenta se ha logrado ya la unificación de un documento de lineamientos, con participación activa de las mujeres de los más importantes procesos nacionales de los pueblos indígenas (Organización Nacional Indígena de Colombia, Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonía, Confederación Indígena Tayrona, Autoridades Indígenas de Colombia,  Gobierno Mayor y Pueblo Misak).

En este espacio de reflexión, la Mamita Gobernadora Carmen Betsabe  Popayán del Cabildo de Funes resalta el proceso seguido por las mujeres del pueblo de los Pastos,  quiénes desde sus propios esfuerzos de  organización interna, con apoyo de las dinamizadoras zonales; aspira que sea posible identificar alternativas concretas en la fase de implementación de las órdenes emitidas por la Corte Constitucional, en relación con las mujeres indígenas, sujeto de la especial protección ya señalada.    Indicando, que solo a partir de una manifiesta voluntad de los procesos autónomos de las mujeres, y en claro proceso de concertación de todos los niveles y responsabilidades del estado, es posible superar las condiciones de afectación que se encuentran en comunidades y mujeres como resultado del conflicto.

Este nuevo encuentro pone al centro los derechos de una versión de la  alimentación del espíritu y de la salud integrales de los seres humanos.  Rostros de mujeres, capacidad de pensarse, de construir mundos donde la crisis de la utopía pareciera llegar a bordes peligrosos,  sin salidas, o encrucijadas imposibles.

Sus energías vitales, la fuerza de sencillez va arribando con semillas que debieron haberse intercambiado, para señalar que existen caminos ciertos de protección de derechos.

Arriban poniendo su nombre y su marca, la fertilidad a prueba de variedades de tubérculos, de raíces y cereales andinos.  Las energías escondidas en las formas de proteínas, a la vez combinadas al calor humano y físico.  En tulpas y cocinas que a su vez permiten la cocción de los alimentos, juntándose con el afecto de los mayores.   Ellos que aconsejaban y resolvían diferencias; así en espacios íntimos y colectivos a la vez.  Ellas que ahora nos muestran, el valor de constituirse en guardianas de las culturas y de las semillas de vida.

Germinarán en tierras cansadas por la visión que vino de afuera.   Germinarán devolviendo a los suelos aquello que en forma equilibrada eran los jardines de saberes en las shagras andinas.

Al frente el Colimba, nos desafía con la lluvia.  En estas tierras que guardan el grisáceo color de las gotas de agua condensadas allá lejos en el Cumbal, Chiles, el Cerro Negro y Chaitan, el Gualcalá, y así los pliegues de cerros sagrados que invitan a dualidades y asombrosas invitaciones de vida y agua, fertilidad y soberanía en la alimentación.

Germinan y se combinan desde el hondo de la vida del territorio y los paladares, parecen no solo añejas costumbres, son gustos de invaluables combinaciones de energía.   Para recrear y valorizar los derechos de las mujeres, que han sido aún en el presente ignoradas en su papel de reconstructoras de familia, sujeto indígena y colectiva solidaridad con la tierra madre, tierra canto, tierra arte, tierra afecto.

mindalas-semillas-guachucal2Son las Mujeres indígenas auténticas guardianas de semillas de nuevas clasificaciones.   Si existe un conocimiento es aquel que un pueblo y una cultura arropa en formas inéditas de construcción humana.   Plantas maestras, plantas que observan simetrías y que estamos buscando “dignificar” como conocimiento válido  para mostrar al mundo.   No se trata de un conocimiento tácito, vulgar o empírico como pueden pensar los científicos del occidente hegemónico.

Guardianas de conocimiento  que reconocen y poseen, las  propiedades en la labranza de los suelos, que practican una agricultura atada a  ciclos de crecimiento de estas variedades de sabores y formas de las plantas.   En calendarios totalmente desconocidos por las ciencia mecanicista de Universidades y centros de investigación de las Corporaciones del Mundo unidimensional occidental.

Guardianas de saberes,  culturas que se construye en forma distinta.   Acumulado desde la oralidad, disfrutado en forma colectiva en mindalas, payacuas, mingas, celebraciones, gestos de homenaje a una fertilidad que hace homenaje a la vida integra.  A la vida tierra, a esa telúrica energía guardada en maíces, papas, ocas, ullocos, majuas, frijoles, habas, verduras, frutas andinas de todos los pisos térmicos.

Guardianas de un saber flexible, que supera las lógicas conjuntistas identitarias del modo occidental de producir conocimiento.  Que tiene sujetos colectivos y que debe volver a sus pueblos como base de un nuevo derecho de dignificación de sus protagonistas las mujeres y hombres que valoran la diversidad y no la homogeneidad del monocultivo de la agricultura comercial tóxica.

Estas son las mujeres que se dieron a la tarea de encontrarse, esta vez en el resguardo de Guachucal para hacer un homenaje a la vida integral, al buen vivir.  Vinieron del Gran Cumbal, de Carlosama, de Pastas Aldana, de Yaramal, de Panam, de Chiles, de Ipiales, de Males Córdoba, de Mallama, de Yascual, de Túquerres, de Aldea de María, de San Juan, de Colimba, de Muellamues, y de los distintos sectores de Guachucal.

Las tareas de construir una estrategia sostenida de protección de la seguridad, soberanía y autonomía alimentaria reclaman esfuerzos ingentes.   Las organizaciones de mujeres tienen ya, una capacidad probada de convocatoria en esa dirección.  Pueden aportar sus saberes, la capacidad productiva y el alistamiento de condiciones para comercializar sus productos.   Las colectividades y la sociedad deberían disponer de los elementos complementarios que permitan favorecer su asociatividad, los canales justos de comercialización y el manejo de procesos de transformación.

En medio de la crisis agraria del país, las experiencias de hombres y mujeres shagreras es una alternativa efectiva de sostenibilidad, de manejo agroecológico y de futuro desarrollo de líneas de producción que respete los derechos de mujeres y familias indígenas.   Es hora de pasar la prueba y demostrar en la acción que se respalda todo este esfuerzo cultural y productivo de las mujeres.

 Por LUIS EDUARDO CALPA DELGADO